A comienzos del siglo XXI cobran fuerza la neuroética y la
neuropolítica, empeñadas en descubrir las bases cerebrales de la
conducta humana en lo moral y en lo político. Contando con la ventaja
de conocer mejor el cerebro, se plantean de nuevo las grandes
preguntas de la filosofía: ¿existen unos códigos morales inscritos en
nuestro cerebro que nos permiten eliminar los códigos filosóficos y
religiosos admitidos hasta ahora?, ¿apoyan los resultados de las
neurociencias la construcción de sociedades democráticas abiertas, o
más bien la formación de sociedades cerradas, que sólo internamente
viven de la ayuda mutua?, ¿es posible descubrir los perfiles
neurobiológicos de demócratas, republicanos, PSOE, PP, izquierdas,
derechas, como promete el neuromarketing electoral?, ¿somos libres o
estamos determinados a actuar por nuestro cerebro, un cerebro que
según un buen número de autores funcionaría de forma tan mecánica como
un reloj?, ¿es posible hablar con sentido de cosas tan importantes
para la vida humana como responsabilidad y autonomía, bien y mal, o
todo eso no es más que una ilusión? Y, por último, ¿qué se seguiría
para la educación de las respuestas que pudiéramos dar a estas
preguntas?
El presente libro trata de responder a estas cuestiones críticamente,
es decir, intentando discernir hasta dónde llegan las aportaciones
positivas y dónde empiezan los límite