Posan tal y como Mama les solicita: ya sea con la gracia innata y
calculada de un gesto o de una sonrisa, la presencia afirmada de un
amante o la seducción de la mujer fatal, aunque siempre con una
dignidad que nunca es traicionada. La confianza y complicidad entre el
fotógrafo y su «sujeto» prevalece sobre todas las cosas.