Las bellezas de Bizancio eran el sueño de cualquier guerrero?
La princesa Theodora de Constantinopla debía casarse con el duque
Nikolaos, el comandante en jefe del ejército, un hombre a quien el
emperador había elegido para ella. Una princesa imperial siempre debía
cumplir con su deber: ser bella, obediente y pura. Sin embargo,
Theodora había vivido diez años en el exilio, en las tierras de los
bárbaros. Y tal vez allí, en alguna ocasión, hubiera olvidado el
protocolo?
A medida que se acercaba su noche de bodas, Theodora fue descubriendo
que quería compartir su lecho con el duque, pero sabía que eso sacaría
a relucir su mayor pecado...